Origen y desarrollo de la Red Temática sobre el Patrimonio Biocultural de México: entrevista al Dr. Arturo Argueta.

17 FEBRERO, 2017 / SIN COMENTARIOS / 1243 VISTA

(Última actualziación: junio 2019)

Entrevistado: Dr. Arturo Argueta Villamar[1], coordinador nacional de la Red Temática sobre el Patrimonio Biocultural de México, Red CONACYT.

Entrevistadora: Dra. Rosalba Genoveva Ramírez García.

Fecha de la entrevista: 7 de octubre de 2016.


RR: Rosalba Ramírez

AA: Arturo Argueta


RR: Buenos días Arturo, ¿podrías platicarnos cómo surge la Red Temática sobre el Patrimonio Biocultural de México? ¿Cómo ha evolucionado?

AA: En 2010, ante la segunda convocatoria de redes, el Dr. Víctor Manuel Toledo nos hizo un llamado a diez o doce personas para perfilar la posibilidad de ingresar un proyecto. Hicimos una primera indagación en la página de Conacyt, vimos que sí, que era posible, que reuníamos los requisitos.

El núcleo originario éramos gentes que habíamos trabajado a lo largo de diez, doce, quince, veinte años, publicando juntos, haciendo proyectos conjuntos, regionales, nacionales, ofreciendo cursos, formando alumnos y alumnos de alumnos. Éramos de hecho una comunidad conformada, una red conformada por académicos de diferentes instituciones del país, con relacionamientos internacionales también. Vimos que teníamos prácticamente todos los requisitos cubiertos, hicimos la solicitud y en el 2011 iniciamos formalmente como red. En ese momento denominada Red de Etnoecología y Patrimonio Biocultural. Le pusimos el término de Etnoecología porque era un término disciplinario que podía ser fácilmente identificable, como parte de los trabajos de la frontera disciplinaria entre Biología y Antropología. Ahora se lo hemos quitado, somos Red Temática sobre el Patrimonio Biocultural o de la Diversidad Biocultural porque hemos abordado espacios, no necesariamente disciplinarios, más bien temáticos, apuntamos a esta diversidad biocultural como uno de los grandes temas a discutir en México y en América Latina. Trabajamos en el periodo 2011-2013, primer periodo de apoyo del CONACYT. En 2014 no tuvimos fortuna, pero en 2015 y 2016 volvimos a hacer solicitudes y nos volvieron a apoyar, de tal manera que tenemos tres etapas de apoyo para un trabajo continuado durante cinco años prácticamente. ¿Qué se ha logrado en estas tres etapas? Varias cosas, una importante han sido las publicaciones conjuntas de la red sobre temáticas nacionales o incluso temáticas regionales que han apuntado a procesos de reapropiación territorial de pueblos indígenas y campesinos en este país: Oaxaca, Puebla, Chiapas, Michoacán, San Luis Potosí, Wirikuta es el caso más emblemático, y en general, desarrollando metodologías que permitan esos procesos de reapropiación, y la red entendiéndose como una red de acompañamiento, de apoyo, de ninguna manera encabezando procesos. Los procesos sociales maduran por sí mismos, se pueden aportar ideas, metodologías a través de talleres de investigación participativa, pero hemos asumido siempre la perspectiva del acompañamiento y la reflexión junto con los actores.

RR: ¿Como trabajos de intervención y de co-construcción?

AA: Exactamente, de co-construcción y co-creación de saberes.

RR: ¿Y esto qué ha implicado en términos de la reconfiguración del grupo inicial, cómo fue cambiando?

AA: El núcleo inicial éramos sobre todo biólogos, antropólogos y agrónomos, básicamente. Ahora se ha expandido, de esos 15 en el primer momento, en el 2012 y 2013 ya éramos alrededor de 60 personas de unas 40 instituciones académicas del país. Se ha expandido, ahora hay muchos más historiadores, sociólogos, economistas, pedagogos. Lo más interesante es que además han ingresado como miembros de la red autoridades comunitarias y miembros de organizaciones de la sociedad civil, así como miembros de cooperativas y comunidades rurales, agrarias, que están interactuando con la red desde 2011 y 2012, y que ahora son miembros plenos de la red, por lo cual hemos crecido a 176 integrantes a la fecha, plenamente aceptados y acreditados, más un comité científico internacional de 15 miembros de Estados Unidos, Europa, América Latina y Canadá.

RR: ¿Cómo logran establecer este vínculo con los organismos e instituciones internacionales?, esto no es sencillo de lograr.

AA: En principio, con relaciones de trabajo académico a través de congresos, pero después mediante trabajo en campo y sobre la base de intercambios, de estancias de investigación, movilidad de estudiantes, co-tutorías, realización de simposios o coloquios de manera conjunta, un año allá y un año acá, congresos regionales y planificación de tareas de largo plazo. Hay una buena cantidad de académicos que están en la misma búsqueda, publican cosas similares, hay intercambio de ideas, de proyectos y demás, y eso ha servido para ir creando nuestro consejo científico internacional. Otro punto ha sido el de crear un doctorado latinoamericano sobre etnobiología y estudios bioculturales. Le llamamos así, y otra vez volvemos al tema disciplinario o interdisciplinario de la etnobiología, una disciplina similar a la etnoecología, porque el doctorado se ofrecerá en un espacio académico e institucionalizado, que es la Universidad del Cauca, en Popayán, Colombia, con el propósito de abrir un espacio académico latinoamericano. Está dirigido a  estudiantes de Colombia, y de América Latina y también a para estudiantes de fuera de América Latina, que estén interesados en venir a hacer su doctorado en esta universidad. Y eso ha sido creado a través de otra red, que es la Sociedad Latinoamericana de Etnobiología, con el apoyo de la Red Temática sobre el Patrimonio Biocultural y otros organismos como las Sociedad Brasileña de Etnobilogía y Etnoecología, la Sociedad Ecuatoriana de Etnobiología, y otras entidades similares en Chile, Argentina, Perú y Venezuela, donde hay comunidades académicas que trabajan los temas relativos a los conocimientos tradicionales sobre biodiversidad, conservación de biodiversidad a partir de iniciativas locales, proyectos de manejo de ecosistemas, producción de satisfactores, bienes alimenticios, medicinales, eso a partir de productos orgánicos, agroecológicos, alternativos, etcétera, se ha ido expandiendo y ha permitido crear ese doctorado a partir de una comunidad bastante activa.  Nos reunimos cada dos años en un país distinto.

RR: ¿Dices que el doctorado va a iniciar muy pronto?

AA: Sí, se abrirá en principio en enero o febrero de 2017. Ya está autorizado, ha pasado todas las etapas por las que pasan los programas de estudios de doctorado, de posgrado en general en nuestras universidades, que son las comisiones de trabajo, los secretariados académicos, el claustro del área donde se inscribe este nuevo doctorado, el consejo universitario, la rectoría, hasta el Ministerio de Educación que hizo una visita específica a la Universidad del Cauca para evaluar no sólo el currículum, sino sobre todo las comunidades académicas que van a ofrecer los cursos, las instalaciones, los laboratorios, los repositorios, las colecciones, etcétera. Hicieron una revisión muy minuciosa y le han dado un puntaje altísimo a la iniciativa, eso ya fue logrado en julio-agosto de este año (2016).

RR: ¿Cuáles desafíos le ves a la puesta en marcha de este doctorado?

AA: No tenemos ninguna duda en relación a la temática, a las cargas disciplinarias, nos emociona muchísimo la posibilidad de que los estudiantes realicen estancias de investigación y tesis en diferentes países de América Latina; esa movilidad nos entusiasma mucho y es una de las razones por las cuales todos los tutores, académicos adscritos en diferentes instituciones en América Latina se han entusiasmado con la idea. Lo que nos preocupa es la parte más operativa, material, los recursos mismos de funcionamiento de ese proceso, y estamos en la búsqueda de acuerdos y convenios, que permitan que esos procesos puedan darse. La Universidad del Cauca y Colombia ofrecen una cantidad de becas específicas por año, por generación, para estudiantes colombianos. Ahora, hay que buscar los recursos para los estudiantes latinoamericanos y de fuera de América Latina que estén interesados, los recursos para las estancias de investigación, las estancias en universidades de América Latina, y algunos recursos, bolsas de viaje básicamente, para los profesores visitantes.

RR: En relación con el trabajo en las comunidades. ¿Cómo funciona esto, ustedes permanecen allí, son proyectos acotados, o dadas las características de la red están en permanente intercambio con las comunidades?

AA: Tenemos todos los modelos que señalas, lo que son visitas recurrentes, estancias de varios días o trabajos largos tipo etnográfico de comunidad, pero sobre todo ahora, con la participación de los miembros de las comunidades y las organizaciones en la red, esos procesos de apropiación son combinados, se requiere esa mirada del externo de manera permanente, pero sobre acuerdos, sobre metodologías, sobre formas de preparación de lo que hay que desarrollar. Hay gente local que lo está haciendo y entendemos que lo que hace en ocasiones con mucho mejor calidad que lo que es la visita periódica.

RR: La relación con las instituciones y los organismos internacionales. ¿Cuál es el potencial de esos vínculos y cuáles son más significativos?

AA: Tenemos relacionamiento con instituciones académicas en buena medida, es el nicho más recurrente: universidades, institutos, museos, sobre todo en Europa, en América Latina, y universidades; investigadores que están en el CONICET, CONICYT, COLCIENCIAS, investigadores que podríamos llamar nacionales, que están en estos espacios, y en esta búsqueda de incidencia en política pública no sólo nacional sino internacional, relaciones con UNESCO, ICSU, con el programa Local and Indigenous Knowledge Systems (LINKS UNESCO) que está dedicado a conocimientos tradicionales en el mundo; con diferentes entidades que están enfocadas al tema de los saberes indígenas, campesinos, a su revaloración y a su puesta en marcha en proyectos locales y regionales. Sí, esa es un área que hay que seguir trabajando, pero ya tenemos reuniones, invitaciones, congresos. Uno de los más recientes ocurrió en el Uruguay, que fue el Foro Abierto de Ciencias América Latina y Caribe (CILAC), que inauguró el presidente Tabaré Vázquez, en el LATU uno de los parques científico tecnológicos más interesantes de América Latina, que funciona en Montevideo, y donde hubo cinco, seis, siete mesas dedicadas a conocimiento tradicional, sabiduría indígena, relación entre arte y ciencia, relación entre conocimiento tradicional y conocimiento científico tecnológico. Eso no se daba antes en América Latina, antes esas cosas se trabajaban en los congresos de antropología o de sociología rural, y ahora empieza a haber procesos de acercamiento, todavía no diría que hay un diálogo de saberes pleno y fructífero, pero sí ya hay un proceso de acercamiento que es muy interesante.

RR: Y en el debate en estos foros, parte lo has comentado al hablar de la reconfiguración entre campos de conocimiento ¿qué reflexión tienes sobre la importancia de los foros que organizan en la lógica de la red?

AA: Yo creo que es una buena pregunta, habría que sistematizar lo que se ha avanzado en los últimos cuatro o cinco años, en términos de diálogos de saberes y de procesos de convergencia, de articulación de saberes en resolución de problemáticas. La red está trabajando sobre eso, en temas de alimentación, de salud, de conservación de biodiversidad, de reapropiación social del territorio, estamos trabajando en eso. Y allí sirven tanto una caminata alrededor de las mojoneras de un pueblo, como un GPS y un satélite, mapeando y demás, incluso un dron juega en esto. Yo creo que ese tipo de articulaciones se están dando y lo más interesante es que en algunos casos son, como te decía, estos propios actores locales los que están haciendo ese proceso de articulación.

RR: ¿Cómo podríamos pensar en tu campo el tema del estado del conocimiento? Porque es muy interesante lo que comentas sobre el trabajo en las comunidades y cómo ellos construyen, ellos, que son los que habitan el territorio. Pero lo que hay son materiales de muy diverso tipo y la cuestión que surge es ¿cómo estos materiales contribuyen a tener una visión global de cuánto se ha avanzado?

AA: Nuestra visión en la red es muy optimista, a lo mejor exageramos, porque nuestro país es un enorme laboratorio de este tipo de proyectos. Es un país que en esto sí tiene originalidad respecto del resto de otros países en el mundo. Estos aportes de saberes profundos, finos, detallados, sobre el medio ambiente y la naturaleza, sobre la biodiversidad están en las esquinas de todos los pueblos y comunidades en las que estamos trabajando y en las que podemos visitar. Y al mismo tiempo una masa crítica de académicos, que en nuestro último congreso, el X Congreso Mexicano de Etnobiología, realizado a finales de septiembre pasado en Mérida, Yucatán, fue de 800 personas, entre investigadores establecidos y una enorme masa de estudiantes de pregrado y posgrado, pero hay muchos otros, los congresos de botánica, los de biología, de ecología, hay mucha gente retomando estos temas. Entonces, nosotros somos optimistas porque tenemos tres elementos clave: primero, los conocimientos tradicionales, comunitarios, y además, en resistencia y retomando iniciativas de autogestión, de autonomía en muchas partes del país; segundo, una rica biodiversidad, una rica naturaleza, y tercero, una masa crítica de académicos. Estos tres elementos son importantísimos para pensar y re-diseñar el futuro. Hemos desarrollado un par de estados del arte donde mapeamos el territorio, vemos dónde están las áreas fuertes, las áreas en proceso de consolidación o ya consolidadas y las áreas que tienen poco desarrollo, al mismo tiempo abordamos temas o problemas, pero en general somos bastante optimistas.

RR: En términos de las lenguas indígenas una preocupación es cómo rescatarlas, más allá del ejercicio que hace la comunidad, incluso para preservarlas y tener memoria histórica. En el caso de los saberes, qué tanto se ha avanzado en la recuperación, desde el saber de la comunidad, que pueda constituir ese conjunto de materiales que pueden ser compartidos con otras comunidades de muy diverso tipo y abrir el espacio de conocimiento del saber que se tiene en una determinada comunidad y hacerla trascender a otros espacios.

AA: Allí hay esfuerzos múltiples y diversos, por ejemplo, el pueblo náhuatl de la sierra norte de Puebla, que junto con Pierre Beaucage han creado el taller de tradición oral y han decidido desarrollar un proyecto de largo plazo, de más de treinta años, escribiendo en náhuatl sobre sus saberes, sus conocimientos médicos, de biodiversidad y demás, o las comunidades yuco’o de Oaxaca, que también han desarrollado una reflexión sobre su territorio en términos de su propia lengua local, y una gran cantidad de esfuerzos en ese estilo, que generalmente no se difunden a través de publicaciones arbitradas, indizadas, ni a través de libros, sino a través de folletos, videos, películas de circulación local, trípticos, un conjunto de materiales que tienen un alto consumo local o regional, pero poca visibilidad nacional. Pero eso es explicable, y además cumplen el objetivo de efectivamente reforzar localmente la comunicación en su propia lengua. Hay otros esfuerzos que sí se proponen visiones más estatales o más nacionales, que recuperan en los propios idiomas estos saberes, yo diría que uno de ellos, muy interesante ha sido el de Yucatán, el de plantas medicinales de la Península de Yucatán, no del estado de Yucatán. Es un programa de dimensión caribeña, no sólo peninsular, sino es una mirada caribeña con apoyo internacional francés, pero que han ido recuperando toda la información de las amas de casa, las señoras, las abuelas, las tías, las mamás, sobre la medicina doméstica en los casi los 32 países del Caribe, entre los cuales están Yucatán y Quintana Roo. Lo hacen en idioma maya en el caso correspondiente, en idioma inglés, francés, portugués, misquito, etcétera. Es un esfuerzo que poco conocemos en el centro del país pero es una realidad impresionante en el sureste del país, deberíamos hacer un buen análisis de este caso. Hay muchas iniciativas empujadas por estudiantes de universidades interculturales, líderes comunitarios, maestros del sistema bilingüe que realmente se comprometen con que los niños aprendan el idioma localmente. Mencionaría en el caso de Michoacán las comunidades de San Isidro y Uringüitiro cuyo proyecto de alfabetización en idioma p’urhépecha lo llevan a cabo maestros de educación básica que han decidido hacer una enseñanza total en idioma purépecha, por ejemplo, pero los casos se multiplican, y siempre de ese nivel, local, local-regional, uno o dos municipios, tres municipios. Es un verdadero potencial.

RR: Este es un trabajo, un esfuerzo que va a donde tiene que ir.

AA: Es un trabajo situado, como tú dices, ubicado, de largo plazo, sin reflectores, sin recursos muchas veces, pero haciendo una labor que creo es muy prometedora.

RR: Por último Arturo, cuéntame ¿qué representa para ti la coordinación de esta red, cómo le haces?

AA: Pues ha sido una gran oportunidad para impulsar el trabajo inter y transdisciplinario, el diálogo de saberes y la co-construcción de conocimiento, además de conocer la red por completo. Soy miembro fundador de la red, desde ese momento fui también miembro del Comité Técnico Académico y por estar ubicado entre Cuernavaca y la Ciudad de México me tocaron muchas de las negociaciones con Conacyt y muchas de las labores de coordinación, y después de los tres primeros años —el primer coordinador fue Víctor Toledo, iniciador de la red— me eligieron los colegas del Comité Técnico Académico como coordinador. Desde hace tres años, esto me ha dado la posibilidad de expandir los trabajos de la red, conocer las regiones donde estamos, y fortalecer algunos procesos regionales que no teníamos cubiertos en el primer periodo, y en general, me ha dado la oportunidad de aprender sobre las perspectivas del trabajo en red, nacional e internacional, asistir a las reuniones de Conacyt y analizar cómo están y funcionan las otras redes, compararnos. Somos una de las redes antiguas, en lenguaje Conacyt somos una red consolidada.

RR: Se constituyen en un referente para otras redes.

AA: Sí, en un referente para otras. Nos interesa el diálogo con más de una docena de redes, nos interesa mucho, podemos hacer sinergias e interactuar, por ejemplo, con la de ustedes, de internacionalización, nos parece fundamental para caminar en ese tema de la internacionalización sur-sur que señalaba Sylvie Didou ayer, y no sólo con otros países de América Latina, sino también con Asia y África, es fundamental. También con otras redes, las redes de educación, alimentación, pobreza, y por supuesto las de biodiversidad, productos forestales no maderables, etcétera, es una posición privilegiada en ese sentido, poder tener la posibilidad de interactuar con otras redes y trazar puntos de contacto y cooperación.

RR: Arturo, te agradezco que nos hayas concedido la entrevista. Muchas gracias.

AA: Muy por el contrario, gracias a ti y a la Red de Internacionalización, por su interés en estos temas.


 [1] Doctor en Ciencias (Biología). El centro de sus investigaciones son los Sistemas de saberes indígenas y campesinos, el diálogo de saberes y la construcción del buen vivir, así como la historia de la biología y la epistemología de las etnociencias de la naturaleza. Ha sido Presidente de la Asociación Etnobiológica Mexicana (2012-2014), de la Sociedad Latinoamericana de Etnobiologia (2012-2015) y Coordinador nacional de la Red Temática sobre el Patrimonio Biocultural, CONACYT (2013-2016). Actualmente es Investigador de Tiempo completo, definitivo, en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, de la UNAM. Correo electrónico: ayruroa@gmail.com


Entrevista disponible en PDF: Entrevista-RedPatrimonioBiocultural-RosalbaRamirez