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30 AGOSTO, 2017 / SIN COMENTARIOS / 885 VISTAS

(Última actualización: junio 20199 

Los programas de reubicación y repatriación en Chile y Argentina: Entrevista a Paola Bayle.

Entrevistada: Dra. Paola Bayle

Entrevistadora: Cecilia Oviedo[1].

Fecha: Junio de 2017.


CO: Cecilia Oviedo

PB: Paola Bayle


CO: ¿Podría darnos sus datos de presentación por favor?

PB [2]: Yo soy Paola Bayle. Soy investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en Argentina y docente de la Universidad Nacional de Cuyo de la cátedra de Sociología Latinoamericana y Argentina.  Pertenezco a un Proyecto de investigación sobre dependencia académica en América Latina que dirige la Dra. Fernanda Beigel. Por mi inclusión en ese programa, he desarrollado distintos temas de investigación. Para mi tesis de doctorado, trabajé sobre un programa de becas para chilenos exiliados en el Reino Unido a partir de 1974 como consecuencia del golpe de Estado en Chile en 1973. Estudié un programa de asistencia a estos académicos que comenzó el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) desde Buenos Aires. CLACSO coordinó una bolsa de trabajo para socorrer a investigadores, docentes, estudiantes que estaban en situación de peligro. Estaban en riesgo de perder la vida o  de sufrir una persecución política, o bien eran amenazados por el cierre de sus espacios académicos a raíz de la intervención de las universidades, o sea, a raíz de la irrupción de los militares en estas áreas. A partir de este programa que yo denominé Programa de Reubicación de Científicos Sociales, llegué a estudiar el programa de becas del Reino Unido, que tuvo financiamientos e impactos importantes al sacar sistemáticamente gente de Chile y llevarla al Reino Unido.

CO: ¿En qué periodo fue?

PB: Entre 1974-1989. Comienza fuertemente en el 74. Esto tiene explicaciones políticas porque gracias al triunfo del gobierno del Partido Laborista en el Reino Unido, cambia la suerte para los chilenos y se abren las puertas para que ellos ingresen como refugiados. Una persona clave fue la Ministra de Desarrollo en Ultramar (MDU) británica, Judith Hart, perteneciente al Partido Laborista. Ella había tenido fuertes vinculaciones y simpatía con el proyecto de Salvador Allende. A raíz de esto y ante la emergencia académica, decide reasignar fondos que el Reino Unido a través de su MDU otorgaba a Chile para programas de desarrollo y ponérselos a este programa de becas. Lo hizo a través de una ONG internacional que se llama World University Service, conocida en América Latina como Servicio Universitario Mundial. Su sede británica (WUS UK) comienza a administrar este programa de becas con fondos británicos públicos.

CO: ¿Una ONG en Chile?

PB: No, era una ONG internacional con filiales en distintos países, pero todavía no tenía fuerte presencia en América Latina, aunque había tenido algún relieve en Chile a raíz de un terremoto en los 60. Tenía una trayectoria de asistencia académica en situaciones de emergencia. A partir de los años 70 cambió su perfil: comenzó a latinoamericanizarse (antes había tenido fuertes vínculos con África) y a vincularse con los proyectos de democratización en América Latina y asistencia a perseguidos por los golpes militares. Entonces esta ONG canaliza fondos hacia ese programa y fue apoyada por académicos británicos, muchos de ellos latinoamericanistas: eran personalidades que habían estado fuertemente vinculados con América Latina. Alan Angell, a días del golpe, agrupó a un grupo de académicos británicos llamado Academics for Chile para tratar de asistir y recibir en las universidades británicas a los académicos chilenos. Luego se juntaron con esta ONG y participaron en este programa que logra un impulso muy grande cuando recibe el financiamiento del gobierno. Entre 1974 y 1989, año de su finalización, novecientos chilenos se fueron al Reino Unido con becas del WUS-UK para distintos niveles, para posgrado, grado y enseñanza politécnica o de técnicos. A consecuencia de la situación de emergencia, se financió a académicos con perfiles distintos, desde el doctorado hasta perfiles técnicos o no universitarios. Esta organización tuvo vínculos con CLACSO, que canalizaba las postulaciones y FLACSO desde Chile. Se convirtieron en una especie de paraguas diplomático para chilenos en situaciones de emergencia y a través de las redes que armaron, sacaron gente de la cárcel, les consiguieron visas de refugiados o los sacaron de una embajada y los llevaron al Reino Unido: era toda una tarea de diplomacia y de rescate antes de insertarlos en la academia británica. No todos los que llegaron al Reino Unido lograron terminar sus estudios de posgrado, ni de grado, pero el programa fue importante en relación al rescate académico, al rescate humanitario.

Este programa tuvo una vertiente de retorno: como estaba financiado por el Ministerio de Desarrollo de Ultramar, uno de sus principios era que estas personas pudiesen contribuir a fomentar el desarrollo de sus países al regresar. Desde que nació, el programa comenzó a idear programas de retorno para Chile, pero eso tuvo que aplazarse porque la dictadura de Pinochet duró 17 años: entonces apoyó medidas de reubicación en otros países que no fueran necesariamente Chile. Muchos académicos retornaron a otros países de América Latina porque tenían un capital militante muy importante y los atrajeron los procesos revolucionarios de Centroamérica, por ejemplo: algunos hicieron triangulaciones Sudamérica-Reino Unido-Centroamérica cuando los procesos de revoluciones fueron fuertes en América Central. Logré ver que el WUS de Reino Unido y el WUS UK comenzaron a financiar programas de retorno para académicos y a fomentar los procesos de democratización en América Latina. Entonces hubo programas de retorno en distintos países: ahí se produjo una vinculación con la política muy fuerte y se constató cierta empatía con la social democracia europea por parte de quienes estaban financiando estos programas de becas. Muchos de los recursos venían de Suecia y de distintos países que apoyaban la vuelta de la democracia en varios países de la región. Intenté ver, en mi trabajo, la confluencia de distintos elementos académicos, políticos, humanitarios y demás en este programa, para sistematizar el programa de becas.

A partir de eso, comencé a virar un poco más al caso argentino y trasladarme a estudios más coyunturales. De ahí derivó mi trabajo sobre el Programa Raíces: básicamente Raíces es una red de científicos argentinos en el exterior que cobra un impulso importante en Argentina entre 2003 y el 2015. Tiene varias líneas de acción: trata de promocionar el retorno de sus científicos y tecnólogos argentinos residentes en el exterior y fomentar redes o lo que podríamos llamar “transferencia de saberes” en el caso que el retorno no sea posible. Financia estancias cortas a investigadores argentinos que residen en el exterior para que vengan a Argentina o que conformen grupos de investigaciones en conjunto y, de esa forma, conformar proyectos internacionales. De todas sus aristas yo me dediqué a una de las principales: la repatriación de científicos, sobre todo la de científicos argentinos que se insertaron en el CONICET, es decir en la carrera de investigador. Cuantifiqué cuantos eran, hasta 2011, fecha que correspondió al primer listado publicado: enlistó aproximadamente a 830 investigadores de los cuales 633 ingresaron a la carrera de investigador de CONICET. Busqué identificar en qué espacios institucionales se habían insertado y cuáles eran sus características. Después, otro listado fue publicado en 2015, alcanzando el número de repatriados alrededor de 1200 investigadores.

CO: ¿Por qué no todos se insertaron?

PB: Porque algunos se insertaron en las universidades: podían postular en universidades o en otros espacios que no eran necesariamente CONICET, podían postular a la carrera de investigador desde el extranjero o tener becas de repatriación: si un investigador que haya postulado a la carrera de investigador no había entrado pero igualmente quería volver a Argentina, podía conseguir un nexo con alguna universidad, alguna entidad o algún centro de investigación y el programa RAÍCES financiaba el retorno. El investigador tenía que demostrar que había conseguido algún empleo, el empleo no lo financiaba el programa pero si todo el traslado. Muchos investigadores primero tuvieron un programa de retorno y luego ingresaron a la carrera de investigación. Esto coincidió con una etapa de expansión de las capacidades de investigación de Argentina por un fuerte financiamiento de la ciencia y tecnología durante los 12 años de kirchnerismo, principalmente plazas en el CONICET. La política fomentó que muchos investigadores decidieran retornar a Argentina porque había una posibilidad de insertarse en la carrera de investigador que implicaba un buen sueldo y posibilidades de seguir trabajando en redes.

El trabajo que hice triangulando distintas fuentes de información me condujo a ver como de esta comunidad repatriada estaban conformada en relación a las disciplinas e identificar distintas variables. Casi el 96% se había graduado para el grado en universidades nacionales argentinas. Cerca del 38 % de los repatriados en CONICET (238 casos) se doctoró en una universidad extranjera, frente un 61,5% que lo hizo en el país, por lo que podemos concluir que este último grupo se trasladó al extranjero en una instancia posdoctoral para todas las disciplinas. O sea, Argentina seguía siendo la gran formadora de los investigadores sobre todo las universidades públicas nacionales. No obstante, hay fuertes diferencias según las disciplinas: específicamente en el sub-área de Bioquímica y Biología molecular más del 94% se formó en el doctorado en Argentina y había salido al exterior en una estancia posdoctoral. En las antípodas, casi el 90% de aquellos investigadores que habían hecho sus doctorados en el área de informática y computación lo hicieron en el extranjero, principalmente en Estados Unidos y Francia, entre otros países de Europa. Son muy pocos dentro de la masa de los repatriados pero su caso es importante.

Esas diferencias nos muestran el estado estructural del campo argentino y las trayectorias de los doctorados en cada disciplina. En Argentina, los doctorados en biología tienen una trayectoria consolidada y un prestigio internacional a diferencia de las áreas de informática que no tenían un desarrollo similar. Estados Unidos a su vez tenía políticas muy atractivas para recibir ese tipo de capital académico en esa área. En términos generales, Estados Unidos sigue siendo el principal país atrayente para nuestros investigadores y doctores: de los repatriados, el 38% vino de Estados Unidos, después de Francia, Alemania, España y Brasil; sobre todo en las ciencias sociales, España y Brasil tenían una fuerte presencia. Después crucé los datos sobre cuántos de los investigadores insertados en la carrera de investigación en CONICET estaban dando clase en universidades argentinas: fue el caso de 70% de ellos.

CO: O sea no es automático.

PB: No es automático, porque la carrera de investigación no implica la docencia. Uno incluso puede tener lugar de trabajo en una universidad siendo investigador de CONICET pero no implica un cargo docente, o sea son dos carreras distintas. Una situación notable es que aquellos que retornaron y se insertaron en una universidad como docentes en términos generales volvieron a la misma universidad que los formó, o sea había muy poca movilidad entre las universidades a pesar de la movilidad internacional de estos docentes. Donde esa movilidad es mayor es, por ejemplo, en la Universidad de Buenos Aires (UBA) una universidad metropolitana que concentra muchos recursos: siendo gran formadora de estudiantes, suele expulsarlos a distintas universidades del conurbado de Buenos Aires porque no puede absorber a todos. Entonces ahí si se produce una mayor movilidad de investigadores que se habían formado en la UBA aunque terminaron dando clase en alguna universidad cercana. En cambio, un caso contrario ocurre con los investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán que retornaron como investigadores del CONICET, terminaron en su mayoría dando clase en la misma universidad en Tucumán.

CO: Supongo que había un límite de edad para la repatriación ¿pudiste identificar generaciones  o patrones de formación?

PB: CONICET tiene distintas escalas de jerarquía, escalafones. Hasta los 40 años, uno es asistente, mayor de 45, adjunto, después va subiendo a independiente, principal y superior. El mayor porcentaje estaba en la categoría de adjunto. Quiere decir que tenían entre 45 y 50 años, y después había varios asistentes en torno a 40-41-42 años. Otra característica era que tenía mayor peso el retorno de los hombres que de las mujeres. De la población estudiada 260 son mujeres y 373 son hombres, es decir que predomina la masculinidad en un 60%. Esta distribución no se condice con la existente entre hombres y mujeres en la totalidad de investigadores de CONICET, pues, desde el 2007 ha sido notable el incremento de la población femenina en el organismo, superando, en términos porcentuales a la presencia masculina: hoy el 52% son mujeres. No he trabajado en las razones de esta diferencia, pero podría tener que ver con las posibilidades de movilidad para hombres y para mujeres, habría que trabajar en esta dirección para encontrar elementos causales.

CO: ¿Qué estaban haciendo estos repatriados en los otros países? Comentabas que muchos estaban haciendo cursos.

PB: Muchos de ellos estancias posdoctorales.

CO: ¿Cuántos de esos tenían ya un puesto en una institución en la academia?

PB: Hay pocos casos; trabaje cuantitativamente e hice algunas entrevistas en profundidad para ver cuál era el perfil de estos investigadores pero en términos generales estaban haciendo una estancia posdoctoral y no tenían muchos años en el extranjero porque crucé los datos de cuando se habían recibido en el doctorado en Argentina y cuando habían retornado y en términos generales el promedio era de 5 años: muchos de ellos no tenían una trayectoria consolidada en el extranjero, sobre todo habían hecho estancias de investigaciones posdoctorales. Es mucho más difícil que retornen personas que ya tienen una trayectoria consolidada en el extranjero; puede ser que sean los casos de investigadores que a la edad de jubilarse quieren retornar a su país por distintos motivos, pero eran los menos porque se complica más el retorno cuando ya llevan muchos años en el extranjero con un posicionamiento y toda una vida y sobre todo si tienen hijos en el extranjero y demás. Respecto a esto, hubo casos donde se postuló vía RAÍCES un/a investigadora argentino que quería retornar y estaba casado/a con un extranjero, entonces para facilitar el retorno, los cónyuges postularon también al programa para  venir a Argentina, pero estos son casos mínimos, muy pocos.

CO: Esto es interesante para los investigadores extranjeros, ahí tienes una vía para encontrarlos, solo te mueves en esas condiciones si tienes una pareja que también se dedica a cuestiones académicas. Solo te mueves en esas condiciones, pensando en que va a hacer el otro.

PB: Hubo algunos casos de ese tipo y también en relación a la comunidad en el exterior, me quedaron estas preguntas etnográficas pero lo que noté básicamente era la posibilidad de aprovechar una coyuntura política y financiera de CONICET que no había tenido precedente en relación a la gran cantidad de personas que ingresaron. Fue un momento de expansión de nuestras capacidades científicas en el país sin el cual posiblemente estos investigadores que hacían una estancia de investigación hubiesen estado tentados de quedarse en el extranjero. Como estaban las posibilidades de retornar y de ingresar a la carrera de investigador, el programa evitó que estos investigadores que se habían ido por dos o tres años al extranjero se quedasen fuera de Argentina. Una confluencia de factores posibilitó el retorno: posiblemente estas personas que postularon, lo planteo a modo de hipótesis, no se habían ido al extranjero para toda la vida pero sí encontraron en RAÍCES la posibilidad de retornar al país en mejores condiciones y con un puesto en la carrera de investigador. El CONICET manejaba su propia comisión de evaluación para estos postulantes con los mismos criterios con que evaluaba a los investigadores, pero RAÍCES ofrecía la posibilidad de no esperar que se abriera una convocatoria: brindaba una ventanilla abierta permanente con postulaciones en cualquier momento del año.

CO: ¿El programa continúa?

PB: El programa continúa, no estoy trabajando actualmente sobre que está ocurriendo ahora en relación al retorno, sí he podido ver que tiene un conteo permanente de cuantos repatriados hay que se está moviendo lentamente en relación hasta el 2015. El nuevo gobierno argentino ha cuestionado el monto de financiamiento a CONICET, y ya se ha notado un fuerte recorte en relación a los ingresos a becas y a carrera de investigación. Hay restricciones fuertes en el financiamiento a distintas áreas vinculadas a la educación y a la promoción científica en general. Esto, seguramente, se verá reflejado en el retorno de nuestros investigadores al país.


[1] Miembro de la Red sobre Internacionalización y Movilidades Académicas y Científicas. Entrevista realizada el 7 de junio de 2017 y transcrita por Ana María Baños, asistente de servicio social en el DIE-CINVESTAV.

[2] Investigadora  del CONICET y docente (Jefe de Trabajos Prácticos) de la cátedra de Sociología Latinoamericana y Argentina de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo. Integrante del  Proyecto de Investigación sobre Dependencia Académica en América Latina (PIDAAL).


Entrevista en PDF: EntrevistaPaolaBayle-CecilioOviedo