Galaz-Fontéz, J., Gil-Antón, M. (2009) “The Academic Profession in Mexico: changes, continuities and challenges derived from a comparison of two national surveys 15 years apart” en RIHE International Seminar Reports. Vol. Año 2009 No. 13, pp. 193-212. Disponible en: http://en.rihe.hiroshima-u.ac.jp/pl_default_2.php?bid=100132

Ficha elaborada por: Dira Plancarte Flores. DIE-Cinvestav, Agosto de 2015. Correo       electrónico: diplanflo@gmail.com


The Academic Profession in Mexico: changes, continuities and challenges derived from a comparison of two national surveys 15 years apart

 

Con la intención de presentar un informe sobre la situación de la profesión académica mexicana, este artículo presenta un análisis sobre los cambios que ocurrieron en la academia mexicana entre 1992 y 2017, a partir de las encuestas ISAP92 y CAPS07.

 

 

La profesión académica en México está inmersa en un intenso proceso de reconfiguración cuyas implicaciones no sólo trascienden su propio devenir sino también a la educación superior en su conjunto.

Por tal motivo, el propósito central de este informe es el de evaluar los cambios que pueden haber ocurrido en la profesión académica mexicana entre 1992 y 2007 a partir de la realización de las encuestas ISAP92 y CAPS07. Presenta información sobre cuatro variables de análisis: características personales (edad, género y grado académico –de padres y propios-), trayectoria profesional (instituciones donde se insertan), trabajo académico (disciplinas) y, finalmente, la internacionalización de la facultad.

En principio, Galaz-Fontéz, Gil-Antón et al., explican que debe reconocerse que los procesos de cambio en que los académicos mexicanos han participado de 1992 a 2007 han sido en gran medida procesos mediante la profesión académica mexicana ha sido construida. En consecuencia, lo que hace interesante el caso mexicano es que el oficio académico, cuando apenas se va configurando, empieza a percibir y recibir el impacto de los cambios derivados de nuevos contextos mundiales y de sus efectos en la educación superior en el mundo.

De manera general, el informe evidencia que, a la luz de los cambios cualitativos y cuantitativos del sistema de educación superior mexicano, el número de académicos y el grado de estudios que ostentan aumentaron significativamente; sin embargo tanto la edad de incorporación y como la de jubilación en la academia aumentaron al mismo nivel, al no existir ninguna estrategia de reemplazo en los niveles de la política institucional o federal.

Así mismo, la encuesta indicó que la proporción de doctores por tipo de establecimiento varió entre centros de investigación pública, instituciones federales, estatales, tecnológicas y privadas. Permitió señalar que aún hay aspectos en los que las mujeres no están equitativamente representadas (no alcanzan la misma representación a nivel de doctorado, por ejemplo) tanto en relación con las disciplinas como al trabajo académico. Finalmente, existen nuevas distribuciones en cuanto al trabajo administrativo, de investigación, etc., que las instituciones atribuyen a los académicos.

Con respecto a lo anterior, aclaran, es notoria una mayor implicación en investigación −que constituye un componente esencial de la función académica y se traduce en una creciente participación en redes internacionales− que abre la posibilidad que los académicos mexicanos se conviertan en miembros de una comunidad académica más grande, sin que las oportunidades sean equitativas en todas las disciplinas.

A manera de conclusión, Galaz-Fontéz, Gil-Antón et al., suponen que muchos de los cambios descritos en el informe pueden verse como positivos. Sin embargo, dadas las expectativas de que la educación superior sea relevante para la sociedad, consideran que es todavía una tarea pendiente para los académicos mexicanos demostrar que, al contar con grados más altos, al tener mejores condiciones de trabajo y con carácter más internacional, hacen un trabajo mejor y más relevante localmente.