Cooperación universitaria entre México y Japón: un dispositivo en mutación.

Sylvie Didou Aupetit[1]

Juan José Ramírez Bonilla[2]


Introducción [3]

México ha centrado su cooperación científica y universitaria principalmente en Estados Unidos y Canadá y en la Unión Europea, en España, Alemania, Francia, Gran Bretaña. Con América Latina, ha mantenido colaboraciones con América central y, en el cono Sur, con Argentina, Colombia, Chile, Cuba y Venezuela, en marcos de cooperación bilateral, Sur-Sur, multilateral y triangular.

En contraste, ha desarrollado menos su cooperación con África y Asía. Si bien, conforme con los indicadores de movilidad estudiantil y convenios, la cooperación con África sigue siendo reducida

(PATLANI, 2014), en cambio, con Asia ha repuntado (Didou y Ramírez, 2015). Ese renovado interés no es casual. Se sustenta en tejidos o mecanismos puntuales de colaboración, promovidos por agencias de apoyo a la investigación científica, organismos de cooperación internacional, IES líderes a escala sub regional y, crecientemente, empresas. En este breve artículo, nos centraremos en la cooperación bilateral entre Japón y México, reservando para entregas posteriores un análisis de Corea, China, Filipinas, Malasia Tailandia y Taiwán, los cuales han construido relaciones de cooperación con México en otras épocas, con distintas bases y resultados.

• México-Japón: una cooperación universitaria de larga data Japón y México han mantenido una cooperación científica y universitaria desde hace aproximadamente un siglo, habiéndose identificado antecedentes en los años 20 del siglo pasado. Así, la UNAM auspició en 1930-31 una excursión de seis estudiantes y un profesor a Japón, conforme con lazos diplomáticos y de amistad amparados desde 1888 por un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación; en 1931, hospedó la visita de reciprocidad de los japoneses (Uscanga, 2011)[4]. Algunos de los participantes en esa movilidad reciproca obraron durablemente para fortalecer relaciones bilaterales. Esas, de hecho, fueron suspendidas sólo a partir de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los 50 por las posiciones antagónicas de ambos países en el conflicto bélico (Uscanga, 2013).

El gobierno mexicano, durante el sexenio del presidente Luis Echeverría (1970-1976), firmó con su homólogo japonés un programa de Intercambio de Jóvenes Técnicos cuyo objetivo era mover anualmente a 100 estudiantes. A cargo del CONACYT y de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA por sus siglas en inglés), permitió encuadrar las acciones de movilidad reemprendidas desde los 60. Aunque, sólo unas 4,000 personas se movieron en ese marco (el 105 del número programado –Uscanga, 2013), varios entrevistados señalaron que dicho programa permitió fortalecer áreas y grupos de investigación sobre México en Japón y vice-versa, establecer relaciones privilegiadas de intercambio científico y estudiantil entre las instituciones que, tanto por el lado japonés como por el mexicano, funcionan como los epicentros de interacciones centradas en la enseñanza de los idiomas y la indagación. Por su relevancia estratégica y su continuidad, esa iniciativa debería ser evaluada, vía entrevistas a ex becarios para apreciar en qué medida influyó la movilidad en su trayectoria individual y en la consolidación de interacciones bilaterales en la cultura, ciencia, diplomacia e industria[5].

Por otra parte, en 1972, el gobierno nipón creó la Japan Foundation (JF) para orientar la diplomacia cultural y científica hacia tres campos privilegiados: intercambio cultural y artístico, enseñanza del idioma japonés a extranjeros, promoción de los estudios sobre Japón e intercambio intelectual;[6] en sus inicios, la relación con América Latina fue fomentada mediante la apertura de la oficina de Sao Paulo, en 1975. Estados Unidos y México habrían de esperar hasta 1983 y 1987 para acoger representaciones oficiales de la JF; sin embargo, en aquella época, los intereses económicos y políticos del gobierno japonés habían cambiado y su cooperación internacional daba prioridad a las relaciones con los países de Asia del Pacífico (Ramírez, 2013). Pese a este giro, la JF desempeñó un papel catalizador para impulsar la cooperación científico y académica entre las instituciones niponas y mexicanas.

De manera convergente, estudios institucionales revelan que la cooperación japonesa permitió fortalecer áreas de investigación, a través de apoyos suministrados por la JICA a instituciones de los estados de la federación mexicana (nano materiales en la Universidad de Sonora- Durand, 2012). Indagaciones sobre la constitución de estudios de área mostraron el papel relevante desempeñado, en México, por establecimientos (notoriamente, algunos programas de la UNAM y el Centro de Asia y África del Colegio de México –CEAA del COLMEX, Toledo, 1997): desde los sesenta, produjeron conocimientos científicos, formaron especialistas que hoy laboran en ámbitos universitarios, diplomáticos y profesionales e impulsaron intercambios entre ambos países. Lo mismo ocurrió en Japón en torno a la enseñanza del idioma español, mismo que inició a nivel preuniversitario desde finales del siglo XIX en lo que es hoy la Universidad de Tokio de Estudios Extranjeros (TUFS) y, como carrera universitaria, se popularizó a partir de los 70 en otras instituciones.

• La situación actual: de la expansión inercial a la reestructuración funcional Hasta los años 2000, la colaboración universitaria entre Japón y México se consolidó progresiva y expansivamente, pero de manera lenta y conforme con un esquema de alta concentración en algunas instituciones polares. En contraste, en lo que va del siglo XXI, no sólo se ha robustecido, sino transformado en profundidad. Ese cambio obedeció a un rediseño de las políticas públicas en ambos países pero sobre todo, a la intervención de nuevos jugadores en la arena educativa, principalmente sociales y productivos y a un nuevo marco de relaciones económicas y políticas (Ramírez Bonilla, 2014).

En ese entorno, una lógica, tradicional, de transformación de la colaboración bilateral depende de las políticas públicas sectoriales: conforme con acuerdos de integración en los que participan ambos países, programas como el de Movilidad Universitaria en Asia Pacifica (UMAP, por las siglas en inglés) auspiciaron una movilidad bilateral en marcos multilaterales de cooperación desde los 90. Más específicamente, en las décadas, pasada y en curso, agencias mexicanas y japonesas de cooperación acordaron que expertos japoneses y sus pares mexicanos impartan en México cursos y realicen misiones de capacitación a técnicos de toda América Latina y El Caribe. Desde 1995, CONACYT y la Sociedad Japonesa para la promoción de la ciencia (JPSP) apoyaron el intercambio de unos 120 científicos. Dos cumbres de rectores México-Japón fueron organizadas, en 2011 y en 2014, por la Universidad de Tokio y en reciprocidad, por las de Aguascalientes y Guanajuato; sirvieron para identificar áreas de oportunidad (nanotecnología, biotecnología, cambio climático e innovación tecnológica) y convocar a un creciente número de instituciones interesadas (16 mexicanas y 29 japonesas en el primer evento y, en el segundo, 42 y 25 respectivamente)[7].

Una segunda lógica de transformación fue interna al campo universitario: los establecimientos de educación superior, redes, asociaciones estudiantiles o profesionales u ONG en ambos países[8] firmaron convenios. El COLMEX y la universidad Hitotsubachi, dos research universities, negociaron en septiembre 2000 un memorándum de entendimiento. En 2010, crearon una cátedra COLMEX de estudios mexicanos en Hitotsubashi y una cátedra Hitotsubachi de estudios japoneses en el COLMEX; un convenio de intercambio estudiantil les permitió formalizar los seminarios conjuntos iniciados en 2008 (Ochiai, 2015). Aunque las premisas de su relación intelectual remontan a los 60, su principal motor radica hoy en que ambos países “son naciones modernas del mundo no-occidental que han hecho esfuerzos considerables e ingeniosidad para combinar a la vez aspectos locales y globales” (Ochiai, 2014). A escala nacional, más de 100 convenios de intercambio estudiantil y académico vinculan actualmente 35 universidades mexicanas y 62 japonesas. Durante las entrevistas realizadas en diciembre 2015, los representantes de varias instituciones japonesas manifestaron su interés por actualizar sus convenios de colaboración con sus homologas mexicanas (por ejemplo, entre la universidad de Tsukuba o la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto y el COLMEX).

Una tercera dinámica con incidencias en la cooperación bilateral es social: debido a los obstáculos a la movilidad mutua acarreados por el deficiente dominio del español entre los estudiantes y académicos japoneses, del japonés entre los mexicanos y del inglés en ambas poblaciones, y de sus impactos negativos en la empleabilidad, ha crecido enormemente la demanda por esos idiomas dirigida a los centros de enseñanza de lenguas extranjeras. La Universidad de Tokio en el campus Komabe registra actualmente 850 estudiantes de español, una matrícula que rebasa la de francés y chino[9]. De la misma manera, en la actualidad, la Universidad de Sofía registra 300 estudiantes en estudios hispánicos así como entre 200 y 250 en estudios luso-brasileños, todos ellos estudiando español o portugués[10]. En la TUFS, un promedio de 240 estudiantes sigue los cursos obligatorios de español, ofrecidos por el Departamento de Español.[11]

La última dinámica es económica y afecta sobre todo la contraparte mexicana. El número de empresas japonesas instaladas en México pasó de 391 en 1999[12] a apenas 399 en 2009, pero creció aceleradamente en el pasado quinquenio, alcanzando 814 en febrero 2015[13]. Esas empresas invirtieron esencialmente en Aguascalientes, Distrito Federal, Guanajuato, Nuevo León y Jalisco. En el estado de Guanajuato, las automotrices Mazda y Honda abrieron en 2014 plantas en Celaya y Salamanca, lo que acarreó la llegada de cuadros japoneses a México y generó empleos para profesionistas mexicanos[14]. Produjo demandas de formación dirigidas a las universidades, de tipo inicial, continua e intercultural. Para responderlas, la Universidad de Guanajuato, además de haber implementado un doctorado en co-titulación con la Universidad Tecnológica de Nagaoka en química, firmó nuevos convenios de cooperación con universidades en Japón, se comprometió a capacitar a 1,000 estudiantes en el idioma japonés y diseñó cursos de español y cultura para las familias japonesas recién instaladas (Rangel, 2015). Articuló así un proyecto específico de internacionalización fuertemente arraigado en lo bilateral, para responder a requerimientos externos y a intereses mutuos, innovador en el contexto nacional.

• Algunas tareas futuras Optimizar la cooperación entre ambos países es un tema de actualidad. Lograrlo implica sistematizar información y reflexionar sobre prácticas así como organizar eventos de diálogos que permitan oír y concertar los intereses de los distintos actores involucrados. Asimismo, implica re-situar la cooperación de Japón y México en sus contextos multilaterales, regionales y nacionales.

En términos prácticos, es necesario desarrollar la base de cualquier proceso de internacionalización, es decir la enseñanza de lenguas extranjeras, en general, y, en particular, del japonés en México y del español en Japón. El interés espontáneo manifestado por los estudiantes de ambos países debe ser aprovechado para diseñar programas estratégicos sobre la enseñanza de idiomas en uno y otros países.

En ese contexto y con fines praxeológicos, también sería preciso evaluar la pertinencia de los instrumentos de cooperación bilateral, en las escalas gubernamental e institucional e incorporar en el registro los ofertados por la sociedad civil, las asociaciones y las empresas. Implicaría organizar redes sociales de interesados para concentrar información sobre las iniciativas de movilidad, los programas de becas y las medidas de internacionalización y conocer mejor a los actores, estudiantiles y científicos, de los intercambios.

En términos analíticos y estratégicos, sería importante monitorear las prácticas institucionales y nacionales de promoción de la calidad que inciden en la cooperación bilateral. Por el lado japonés, por ejemplo, incidieron en la conformación de distintas redes interinstitucionales e internacionales de especialistas en América Latina y en la oferta de programas de enseñanza del español programas gubernamentales como el Global 30, lanzado en 2011 y el Super Global Universities anunciado en 2014 para internacionalizar el modelo académico en 37 instituciones japonesas de educación superior, con el fin de que integren el top 100 de los rankings internacionales[15]. A escala institucional, iniciativas como la Transpacific Initiative de la Universidad de Tsukuba, con financiamiento del Ministerio de Educación, desembocó en la formación de una red de movilidad estudiantil con las universidades de los Andes en Colombia, la Universidad Católica de Perú, la Universidad de Sao Paolo, la Universidad de Chile y el COLMEX[16].

Finalmente, con respecto de la producción de saberes, con un enfoque antropológico, habría que rescatar los antecedentes y recorridos de los grupos científicos, revistas y asociaciones disciplinarias[17] que, en ambos países, hayan generado conocimientos de su interés propio así como tópicos de interés mutuo en colaboración con su contraparte nacional.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Didou S. y Ramírez JJ, 2015, “South-south cooperation and multilateral cooperation in the context of Mexican higher education”, HEFALAA international symposium, University of Kwazulu-Natal/International Network for Higher Education in Africa, Durban, Africa del Sur, 19-20 agosto 2016.

Durand J.P., 2012, Factores asociados al éxito de los grupos de investigación en la Universidad de Sonora: tres estudios de casos.Tesis de doctorado Cinvestav, bajo la dirección de Sylvie Didou Aupetit

Ochiai K, 2015, Academic cooperation and exchange of personnel between Hitotsubashi Unversity and El Colegio de Mexico. Hitotsubashi University, 4 of dicember

Ochiai K, 2014, “Academic Exchange with El Colegio de México”. Hitotusbachi University, The evolving university.

PATLANI, 2014, Encuesta nacional de movilidad estudiantil internacional de México 2011-2012. Distrito Federal, México: Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. 116 p.

Ramírez, J.J., 2013. Los intríngulis de la cooperación académica Asia del Este-América Latina, niones de expertos, OBSMAC-Observatorio Sobre Movilidades http://www.iesalc.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=3233:los-intringulis-de-la-cooperacion-academica-asia-del-este-america-latina&catid=201&Itemid=770&lang=es

Ramírez, J.J., 2014. Internacionalización de la educación superior. Experiencias de cooperación académica en la región del Pacífico. Opiniones de expertos, OBSMAC-Observatorio Sobre http://unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=3546:internacionalizacion-de-la-educacion-superior-experiencias-de-cooperacion-academica-en-la-region-del-pacifico&catid=201:experiencias-y-programas&Itemid=770&lang=es

Rangel V, 2015, “Internacionalizar la Universidad de Guanajuato” Entrevistas, RIMAC-Red Sobre http://www.rimac.mx/internacionalizar-la-universidad-de-guanajuato-entrevista-a-valeria-rangel/

Toledo, J. D., 1997. El Asia-Pacífico como tema de estudios e investigación en la Academia Mexicana. Sistema Económico Latinoamericano. Reunión de América Latina y El Caribe de Centros de Caracas, Venezuela, 12 p. http://www10.iadb.org/intal/intalcdi/PE/2012/10480a07.pdf

Uscanga C., 2013 , Relaciones culturales de México y Japón: un análisis retrospectivo. Universidad de Sofía, Japón, http://repository.cc.sophia.ac.jp/dspace/handle/123456789/34848

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Uscanga C 2011, “México y Japón en los años treinta: los avatares del intercambio académico” UNAM, n.110, http://scholar.google.com.mx/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=IAo2qDMAAAAJ&citation_for_view=IAo2qDMAAAAJ:4TOpqqG69KYC


[1] Investigadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), México y coordinadora de la Red sobre Internacionalización y Movilidades Académicas y Científicas /RIMAC)

[2] Investigador del Centro de Estudios Asia-África, COLMEX y coordinador del subprograma sobre Diplomacia Científica de la RIMAC

[3] Con apoyo del programa de Redes Temáticas del CONACYT n. 260402. Agradecemos al Embajador Carlos Almada López y a Emy Kameta Miyamoto, encargada de asuntos científicos en la Embajada de México en Tokio, el apoyo ofrecido para organizar la agenda de entrevistas con los responsables de programas de estudios sobre América Latina en las universidades de Tokio y Kioto, durante diciembre de 2015.

[4]http://scholar.google.com.mx/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=IAo2qDMAAAAJ&citation_for_view=IAo2qDMAAAAJ:4TOpqqG69KYC

[5]Entrevistas con los profesores Akihiro Koido y Kazuyazu Ochiai, Hitotsubashi University.

[6] Fundación Japón: La Fundación Japón, en: http://www.jpf.go.jp/e/about/outline/img/Pamphlet_e.pdf

[7] http://embamex.sre.gob.mx/japon/index.php/es/educacion-ciencia-y-tecnologia

[8] En Japón, ver la Asociación de Mexicanos en Japón, la Asociación de estudiantes mexicanos en Japón Nichibokubashi y en México, la Asociación de Ex becarios Nikkei de México.

[9] Entrevistas con los profesores Takeshi Wada, Hideo Kimura e Hiroyuki Ukeda, University of Tokio – Komabe.

[10] Entrevista con los profesores Takeshi Kishikawa, Departamento de estudios globales, y Hiroyuki Tani, Departamento de estudios hispánicos, Universidad de Sofía.

[11] Entrevista con el profesor Takahiro Miyachi, Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio.

[12] http://www.coparmex.org.mx/contenidos/publicaciones/Entorno/2001/abril01/emp_japo.htm

[13] http://embamex.sre.gob.mx/japon/index.php/es/relacion-economica/inversiones

[14] Según CNN, las empresas japonesas habrían creado 14300 empleos directos en el Bajio http://www.cnnexpansion.com/expansion/2015/03/03/8-ejemplos-de-como-los-japoneses-mueven-a-guanajuato

[15] http://www.universityworldnews.com/article.php?story=20141120233337379

[16] Entrevistas con profesores Mari Minowa y Shigeo Osonoi, University of Tsukuba,

[17] Por ejemplo, del lado japonés, la Asociación de los estudios amazónicos, la Asociación de estudios hispánicos o la Asociación japonesa de Estudios latino-americanos o la Asociación de los estudios de la economía política latino-americana. Del mexicano, la Asociación Latino-americana de Asia Pacifico (ALADAA).

Para conocer más sobre este trabajo de investigación, lo invitamos a dar click en el siguiente enlace:Texto disponible en PDF: Opinion-SDidou-JJRamirez