Diáspora de Talento en Venezuela

2 diciembre, 2016 / 2 comentarios / 2068 vistas

 

Darío Peralta, Rubén; Cristina Lares Vollmer y Francisco Kerdel Vegas (Editores) (2014). Diáspora del Talento: Migración y Educación en Venezuela: análisis y propuestas: Fundación Talento Venezolano en el Exterior (TALVEN) y Fundación para el Estudio de las Américas y del Caribe (Fundacelac), Valencia, Edo. Carabobo (Venezuela), 313 pp.

 

Humberto Ruiz Calderón

Universidad de Los Andes

Mérida, Venezuela

ruizch2@gmail.com

El tema de la Diáspora del Talento en Venezuela tuvo una primera aproximación con el libro de Francisco Kerdel Vegas, auspiciado por IESALC (UNESCO) en 20001. La versión que hoy nos ocupa para hacer una reseña es:

En la obra en referencia se combinan resultados de investigaciones, así como datos e informes sobre el Programa Talento Venezolano en el Exterior (TALVEN). En primer lugar, queremos destacar la parte medular de la obra que reúne a investigadores sobre el tema de la diáspora de talento, la fuga de talento y Fundayacucho. Se complementa el libro con un conjunto de artículos sobre la educación y su calidad. Pese a lo variado de las temáticas, el libro es un aporte fundamental para pensar algunos de los problemas educativos que afectan al país y señalar propuesta para resolverlos.

TALVEN fue un programa aprobado por la UNESCO para Venezuela, en 1994 a pedido de quien era en ese momento, Embajador del país ante ese organismo: Francisco Kerdel Vegas. En la presentación que hace Kerdel Vegas explica en detalle el programa para vincular con sus pares en Venezuela, a venezolanos que habían estudiado en el exterior financiados por el Estado (Fundayacucho) y a quienes se habían quedado trabajando fuera del país. Pese a lo anecdótico de su escrito, muestra agradable y brillantemente –en primera persona- el origen de la vocación y las dificultades de los venezolanos para prepararse en instituciones de calidad en el exterior y regresar a Venezuela. Además, hace un detallado resumen de cómo se aprobó el programa y los principales resultados del mismo. Debo destacar, con orgullo y agradecimiento, que la única publicación referida en el escrito de Kerdel Vegas es un libro nuestro.2

Con fondos de la UNESCO, ciento setenta expertos fueron invitados a Venezuela  por el programa TALVEN, desde su instalación. Ahora, con los cientos de miles de venezolanos que han emigrado, Kerdel Vegas, no duda que se abre una nueva oportunidad para publicar sobre el tema y explorar alternativas de vinculación entre quienes estando afuera han sido exitosos y quienes siguen en el país.

En la presentación del libro tuvo cabida un zuliano que ahora vive en Seattle y trabaja con la Fundación Bill y Melinda Gates: José Esparza. Fue el primero de los invitados por TALVEN a Venezuela en sus inicios. Nos conmueven sus palabras: “Salí de Venezuela hace muchos años, pero Venezuela no salió de mí. Y ese es el sentimiento que he oído repetir múltiples veces por compatriotas que residen en el exterior” (p. 25).

Venezuela fue un país receptor de inmigrantes, desde su constitución como Estado soberano en el siglo XIX, hasta 1983. Ha sido una sociedad que buscó la “movilidad de su talento”, fundamentalmente para formar a sus elites intelectuales y económicas, desde antes de ser país independiente, quienes regresaron al país. Actualmente ocurre otra situación. Iván de la Vega en su artículo: “Tráfico pesado  de venezolanos cualificados hacia múltiples destinos” señala que el llamado “viernes negro” (18.02.1983), cuando el Presidente Luis Herrera Campins (1979-1984) marcó un rompe aguas con la realidad, al dejar de ser receptores de personal calificado para transformarnos en “expulsores”. Pero, hay mucho más. De la Vega muestra la dificultad para conocer en detalle esta realidad, por la falta de información del Estado Venezolano y por la complejidad conceptual enfrentada en la investigación de esta situación social, a lo largo de más de medio siglo. Así, presenta un esquema de las orientaciones conceptuales sobre el tema desde 1945: Fuga de cerebros; Trasferencia inversa de tecnología; Ganancia de cerebros; Diáspora Intelectual y Movilidad del talento. Pese a todo lo anterior, resume el autor que los análisis publicados más recientemente: “(…) desde el año 1996, ayudan a estimar que la emigración de venezolanos para el año 2013, ya supera las

1.200.000 personas diseminadas en por lo menos 65 países… un 4,28% de la población…” (p. 84). Pero hay algo más, y con ello destaca la gravedad de la situación: “(…) Venezuela está perdiendo su capital más importante, el intelectual.” (p. 85). Consideramos por experiencias familiares que ello se ha acelerado en los últimos dos años.

Por su parte, Magaly Sánchez-R y Douglas S. Massey en: “Migración de talento y profesionales cualificados: El caso reciente de inmigrantes venezolanos a EE.UU.”, con datos de instituciones gubernamentales y resultados preliminares de una etnoencuesta realizada a 70 cabezas de familia venezolanas en los EE.UU, presenta resultados muy interesantes. Por ejemplo: las referencias “revelan una población con niveles altos de capital humano y en edades productivas… Un 69% de la población reporta ser originaria de Caracas y proporciones similares… de los Andes (9%) y de la ciudad de Maracaibo (9%).” (p. 45). “(…) los ingresos familiares [en los EE.UU, HRC] responden a aquellos de una población que en su condición de inmigrantes logra niveles profesionales que trae consigo. (…) sólo un 2,9% cae en  la escala profesional.” (p. 47-48). Otro aspecto que vale la pena destacar es lo referente a las causas de la emigración: los encuestados indican que la violencia criminal, la violencia política y la búsqueda de nuevos horizontes son las causas de su decisión de emigrar de Venezuela. Expresan los autores que, mientras las condiciones políticas, económicas y de seguridad que se viven en Venezuela en los últimos años, no cambien, es difícil que regresen esas poblaciones. Además, que la juventud de los grupos de emigrantes y la existencia de hijos menores hacen más difícil su retorno, aun cambiando el modelo político y económico existente en el país actualmente. No parecen malas las condiciones que viven en el exterior y no hay perspectivas prontas y seguras de cambios positivos en el país. Ciertamente se puede pensar que el problema de la emigración persistirá.

Otro de los artículos incluidos que ofrecen datos sobre poblaciones de venezolanos en el exterior es el de Cristina Lares Vollmer: “Estudiantes venezolanos de Maestría y Doctorado  en  el extranjero: intención  de regresar  a  Venezuela  y contribuir a    la construcción del país que desean.” Pese al título se presentan los resultados de una entrevista de opinión semi-estructurada de treinta estudiantes venezolanos, en instituciones universitarias de Boston (EE.UU.). La autora comienza asegurando que no se puede catalogar como fuga de cerebros cuando existe un deseo de colaborar con el país desde el exterior. En una fluida exposición se muestran datos de los tres aspectos que se exploraron en la encuesta: perfil académico; vínculos con Venezuela y planes a futuro. Hay diferencias en las respuestas sobre todo en las distintas áreas de formación. Por ejemplo, quienes estudian ciencias gubernamentales manifiestan en un 73% querer regresar a Venezuela para trabajar en campañas políticas (los datos fueron recogidos antes de las elecciones del 2012 y 2013) (p. 120). Quienes estudian ciencias de la salud e ingenierías indican que tienen muchas posibilidades de incorporarse al mercado laboral en EE.UU. y su disposición a regresar es menor (p. 119). En todo caso, lo otro interesante de este trabajo son tres recomendaciones, que se hacen para que los venezolanos que viven y trabajan en el exterior se relacionen con sectores nacionales: utilizar las redes sociales para estimular los vínculos laborales entre ambos grupos; las empresas locales deben establecer contactos con universidades norteamericanas para promover planes conjuntos y, participar en los eventos y conferencias que auspician estas universidades para buscar la relación con estudiantes venezolanos y extranjeros en sus proyectos empresariales. Al final deseamos destacar la opinión citada por la autora de una compañía biofarmacéutica trasnacional, sobre los profesionales venezolanos. Ellos se caracterizan por su: liderazgo personal; visión de negocios; capacidad empresarial y ética profesional. No es poco lo que dicen de nuestros connacionales.

Pedro Palma en: “Arbitraje en la Fuga de Capitales Financieros y en la Fuga de Talentos”, muestra las similitudes y las diferencias de ambas realidades como problemas de investigación y para Venezuela. En referencia al primero de ellos, históricamente muestra que la salida de capitales en Venezuela, en los últimos cuarenta años, no sólo es explicable por “la comparación de las tasas de interés reales internas y externas, sino también por las expectativas cambiarias y la percepción del riesgo” (p. 97). Son en definitiva movimientos especulativos de grandes organismos financieros y en menor medida realizados por personas naturales. Al contrario, la fuga de talentos es una realidad más individual o familiar y se hace para permanecer indefinidamente fuera o durante un largo período de tiempo. Palma destaca cuatro razones para proceder a la emigración: 1. Ausencia de posibilidades de trabajo o de condiciones aceptables internamente; 2. Búsqueda de mayores y mejores oportunidades profesionales; 3. Existencia de  discriminación o persecución política; y, 4. Inseguridad personal. Sólo será posible que esa realidad se revierta cuando se produzca un cambio en las condiciones que originaron la emigración. La experiencia internacional muestra evidencias de cambios en países como Chile, Perú y Colombia, en donde están regresando  algunos de sus nacionales emigrados. En su parte final, Palma esboza las líneas gruesas de lo que sería un Plan Integral Sustentable para corregir las causas que generaron la fuga de talento. Palma no sólo piensa que regresen los venezolanos, sino aún extranjeros vengan para establecerse permanentemente en el país. Diremos nosotros, como ocurrió en el pasado. ¿Cuánto tiempo implicaría la normalización  del  regreso  de  una  parte  importante  de  ese  millón   largo de nacionales, si es que ello se produce en el futuro, nos preguntamos? No será fácil, ciertamente.

La historia de los programas oficiales venezolanos de becarios al exterior es muy amplia. Sin embargo, el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, establecido en 1974, durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), ha sido por sus dimensiones, una iniciativa institucional muy importante. María Cristina Parra-Sandoval en: “Avatares de Fundayacucho” es la encargada de abordar esa experiencia gubernamental en Diáspora del Talento… Pese a los años trascurridos, más de cuarenta desde la instalación de Fundayacucho, nos dice su autora: “poco es lo que se ha hecho en Venezuela para abordar su impacto” (p. 128). Ciertamente, en los primeros tres años se otorgaron 11 mil becas, 60% para estudios en el exterior. Grosso modo, hasta 1996 se habían otorgado 56.541 subvenciones, un poco más del 70% en becas y el resto en créditos3. Recuerda Parra-Sandoval que uno de los objetivos asignados inicialmente a la institución era servir a las clases de menores recursos. Por nuestra parte, expusimos que el otro era transferir ciencia y tecnología para el desarrollo del país. Pero, ¿qué ocurrió con ambos objetivos? Pues hasta ahora solo es posible mostrar la imposibilidad de dar respuesta a estas propuestas, por la falta de datos de lo acontecido en la institución, salvo la cantidad de becas y de créditos otorgados. En vista de ello la autora contrasta esos datos con el número de investigadores, de publicaciones de venezolanos en el SCI y el número de patentes y asegura: “(…) el impacto social y económico del Programa no fue el que se hubiera esperado” (p. 138).

El segundo período, en el que Para-Sandoval divide el análisis, es el que comienza a partir de 1999 con el gobierno de Chávez Frías. Los cambios más significativos han sido en primer término la condonación de las deudas, en 2006, a quienes habían recibido créditos educativos por parte de Fundayacucho. Además, a partir de 2004 se producen modificaciones para que los financiamientos fueran otorgados a quienes proviniesen de sectores sociales más deprimidos y de poblaciones pequeñas y áreas rurales. El otro cambio es que, a lo largo de varios años, las convocatorias del programa de Fundayacucho se le han dado nombres de “héroes” del movimiento gubernamental o que se identificaran con esa tendencia  ideológica: Jorge Rodríguez (en 2006) y Robinson y Freire (en 2007): En 2008, fueron dos los programas: Salvador Allende: 100 batallas por la vida y; Educación para la vida: saberes al servicio de la comunidad. En este último, la modificación fue que los Consejos Comunales fueran los encargados de proponer los candidatos para las becas, lo cual sí es un cambio en relación con la tradición, no sólo de Fundayacucho, sino de cualquiera otro programa de este tipo en el mundo. Parra- Sandoval, cuestiona y pone en duda la cualidad de los Consejos Comunales, para cumplir con esta labor de selección.

Por nuestra parte diremos: pese a los cambios políticos entre los dos períodos en que Parra-Sandoval divide el análisis de Fundayacucho, 1974-1999 y 1999-2014, hay al menos tres aspectos similares a lo largo de los cuarenta años de existencia del mismo. El primero, la falta de información pública de las actividades y de los datos que debería generarse con el programa, lo que nosotros indicamos más bien como falta de transparencia en las ejecutorias del mismo. Debo recordar que, sólo cuando  hubo  cambio  de  gobierno  en  1980,  al  inicio  de  la  presidencia  de  Luis Herrera Campins, pudimos obtener datos del programa para nuestra investigación. Lo segundo es que, tanto en uno como en el otro período, la cantidad de becas y créditos, según áreas de conocimiento, tienen dos cualidades similares: pocas subvenciones en ciencias básicas y muchas en ciencias aplicadas de la ingeniería y las tecnologías, con lo cual se evidencia que no hay cambios en la percepción de los jóvenes y sus familias en que el éxito profesional está vinculado con dichas profesiones. Y lo tercero que podemos extraer de la lectura del trabajo de Parra- Sandoval y de nuestra experiencia sobre el tema, es que la mayor cantidad de  becas otorgadas, en ambos períodos, por Fundayacucho son de pregrado (licenciatura, ahora TSU y otros), mientras que las de postgrado son mayoritariamente de maestría y en mucha menor cantidad de PhD. Con lo cual, se pone en duda su impacto para el desarrollo de la ciencia y la tecnología y de la actividad económica del país. Quien desee tener una visión global de la historia de Fundayacucho, pese a las limitaciones de las fuentes, sin duda, debe acudir al trabajo de Parra-Sandoval.

En esta parte final de la reseña queremos indicar que aparecen en el libro siete artículos, sobre el tema educativo, producto de un evento de 2012 organizado con el patrocinio de TALVEN y de la Universidad de Carabobo. Así en esta segunda parte se recogen los trabajos de Juan Carlos Navarro: ”La Economía del Conocimiento y la búsqueda global por talento…”; Katherina Hruskovec y Emiliana Vegas: “¿Qué puede hacer Venezuela para alcanzar el éxito en educación?”; Cristina Lares Vollmer: “Transición entre Educación y Empleo: un trabajo en equipo”; Juan Maragall: “La evaluación del desempeño en Miranda y las pruebas PISA…”; Luis Ugalde, s.j: “Educación para transformar al país”; Christine de Vollmer: “Educación en valores…” y, Rubén Darío Peralta: “Universidades venezolanas versus resto del mundo”. Todos ellos aportan visiones y alternativas para mejorar la educación del país.

Una última parte incluida en el libro son seis informes de visitantes auspiciados por TALVEN: Pedro J. Grases; Raquel Rivas Rojas; Teresa Vegas Vilarrúbia; Juan Carlos Navarro; Cristina Lares Vollmer y Ramón A. Mata Toledo.

Creemos que ha sido una importante decisión promover las actividades que se recogen en el libro. La diáspora de talento es uno de los problemas educativos que vive el país. Sin duda, los trabajos recogidos en el texto dan luces sobre el tema y muestran alternativas, para atender la migración de venezolanos bien formados cuando ocurra el cambio político que la inmensa mayoría del país está propiciando.

Notas:

  1. Kerdel Vegas, Francisco (2000): Diáspora del Talento. Programa Talven. Caracas, IESALC-UNESCO, 424 pp.
  2. Ruiz, H. (1997): Tras el fuego de Prometeo: Becas en el exterior y modernización en Venezuela (1900-1996)Caracas, Nueva Sociedad, 283 pp.1 Kerdel Vegas, Francisco (2000): Diáspora del Talento. Programa Talven. Caracas, IESALC-UNESCO,  424 pp.
  3. Ruiz, H. (1976): Tras el fuego de Prometeo… p. 213.

Texto disponible en PDF: Diáspora de Talento en Venezuela_reseña.pdf